El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez.
Habitualmente su diagnóstico se realiza en la infancia y puede permanecer hasta la adultez.
Un niño con TDAH puede presentar las siguientes conductas:
- Fantasear mucho.
- Problemas para prestar atención
- Olvidar o perder las cosas con mucha frecuencia.
- Retorcerse o moverse nerviosamente.
- Hablar mucho.
- Cometer errores por descuido o correr riesgos innecesarios.
- Tener problemas para resistir la tentación.
- Tener problemas para respetar turnos.
- Tener dificultades para llevarse bien con otros.
Los científicos estudian las causas y los factores de riesgo para intentar encontrar mejores maneras de manejar y reducir las probabilidades de que una persona tenga TDAH. Se desconocen las causas y los factores de riesgo del TDAH, pero investigaciones actuales muestran que la genética tiene un papel importante.
Para el diagnóstico, es un proceso de varios pasos donde primero se deben descartar otras afecciones similares y pasar por un equipo multidisciplinario de especialistas que además serán claves en el manejo de todas las aristas de este trastorno, como por ejemplo terapeuta ocupacional, pediatra con estudio en TDAH y psicólogo infantil.
Es importante detectarlo a tiempo para brindar soporte al menor en su desarrollo y así evitar discriminación por su entorno.