Alrededor del 90% del alcohol ingerido es procesado en el hígado donde sufre diferentes procesos de descomposición para lograr ser eliminado. Entonces el alcohol al llegar a las células hepáticas (denominadas hepatocitos) es convertido en acetaldehído mediante la acción de enzimas, este compuesto es altamente tóxico para nuestro organismo y es el responsable de la famosa “caña” o “resaca”, pero su durabilidad en nuestro organismo es corta ya que se descompone en acetato un compuesto menos toxico que finalmente es transformado en agua (H2O) o anhídrido carbónico (CO2) entre otros.
Cuando hay una ingesta que supera el proceso de eliminación del alcohol se comienzan a acumular estos componentes generando daño al ADN de las células, disminución de la actividad de proceso de degradación de elementos tóxicos reactivos que causan daño en la membrana de las células llegando a la muerte de éstas y además el proceso de metabolización de los lípidos se ve alterado.
En consecuencia, tendremos un hígado graso, cirrosis hepática o una hepatitis alcohólica. Estas enfermedades dan paso a una obstrucción que limita la síntesis de diversas moléculas importantes para nuestro organismo (como disminución de producción de albumina, globinas, vitamina D activa etc) y también la eliminación de desechos producidos por nuestro cuerpo. Por lo tanto, perder la funcionalidad del hígado involucra la mal función de todo nuestro organismo.
En el caso de los diabéticos tratados con insulina o sulfonilureas, el consumo de alcohol tiende a generar una hipoglicemia dado que en la ruta de metabolización del alcohol es necesario el uso de glucosa para lograr completar la eliminación, en un individuo sano este proceso va a la par con la producción de glucosa a partir del glucógeno, que es la energía de reserva que tiene nuestro organismo, pero que en diabéticos este proceso no es optimo por lo que la glucosa se va acabando a medida que se está tratando de eliminar el alcohol, por lo que se va acumulando acetaldehído y acetato que relentece al sistema nervioso que sumado a la falta de glucosa para el funcionamiento del cerebro puede generar una descompensación y un desequilibrio de otros metabolitos en la sangre.
Hay muchas otras enfermedades que van de la mano con el abuso del alcohol como hipertensión arterial, obesidad, accidente cerebrovascular, cáncer entre otros.
Es recomendable que al beber alcohol sea un consumo prudente y responsable, no desmedido, ya que siendo joven, adulto o anciano a corto o largo plazo puede generar daños irreversibles.
Fuente
- Alcohol y fisiología humana: Capítulo 1- ¿Por qué es nocivo para el organismo? ELSEVIER
- El consumo de alcohol y su salud. CDC. Centro para el control y la prevención de enfermedades.